¿No sabes que alimentos tomar para reducir los síntomas de la endometriosis?. Mira este post
Papel de la dieta en la endometriosis
Como te comente en el post anterior uno de los posibles factores patogénicos que afectan tanto a la endometriosis como a la dismenorrea son los niveles de prostaglandinas.
La evidencia científica actual sugiere que la dieta y el estilo de vida pueden influir en la presencia de inflamación en el cuerpo, la actividad de los estrógenos, el ciclo menstrual y el metabolismo de las prostaglandinas. Como tal, la dieta y el estilo de vida tienen impacto en el riesgo de desarrollar endometriosis.
Ácidos grasos omega-6 y omega-3
Los ácidos grasos omega - 6 derivados de la dieta son los precursores de las prostaglandinas proinflamatorias que probablemente aumentan los calambres uterinos y provocan los síntomas dolorosos.
Sin embargo los ácidos grasos omega3 se asocian con una disminución del dolor menstrual y trastornos hormonales y autoinmunes en mujeres con endometriosis (pescado y otros mariscos, nueces y semillas...).
¿Niveles altos de estrógenos?
La investigación ha demostrado una relación entre la dieta y la incidencia del estrógeno. Por lo tanto, los niveles de estrógeno en sangre y los efectos dietéticos también pueden desempeñar un papel en la etiología de la endometriosis.
Las carnes rojas se asocian a mayores concentraciones de estradiol y su consumo contribuye a incrementar los niveles de esteroides circulantes, colaborando con el mantenimiento de la enfermedad. Es un alimento que contiene ácido araquidónico (omega 6) que, en exceso, aumenta las sustancias proinflamatorias.
Varios tipos de alimentos demuestran la capacidad de interferir en estas etapas de la fisiopatología. Entre los que disminuyen el riesgo de desarrollar la enfermedad, citamos verduras, legumbres y cereales integrales, ricos en nutrientes (folato, metionina, vitamina B6, vitaminas A, C y E).
Cuidado con los compuestos químicos. Frutas y verduras.
Los alimentos también pueden contener compuestos químicos adquiridos en el cultivo de frutas que utilizan plaguicidas, estos plaguicidas reducen la capacidad antioxidante de frutas y verduras, efecto que puede revertirse a través del consumo de frutas orgánicas.
Además de interferir en la capacidad antioxidante de las frutas, interfiere con las vías hormonales, actuando sobre los receptores de estrógenos y andrógenos. Dichos compuestos están contenidos particularmente en carne, hígado y productos lácteos.
Es de destacar que la presencia de pesticidas en frutas no debe contraindicar su consumo. Siempre que sea posible, quitar la piel de los alimentos que generalmente están contaminados.
Además de ser una fuente de nutrientes antioxidantes, las frutas y verduras favorecen el aumento de la excreción de estrógenos, contribuyendo a la regulación hormonal, ya que estos alimentos contienen una importante cantidad de fibra y nutrientes.
Otros nutrientes beneficiosos
Los nutrientes como calcio, zinc, selenio, vitamina C, vitamina E influyen en la salud, interfiriendo con procesos estrechamente relacionados con la fisiopatología de la endometriosis, así como hormonal, equilibrio, señalización celular, control del crecimiento celular, apoptosis, etc.
Los alimentos (no los suplementos) ricos en tiamina, ácido fólico, vitamina C y vitamina E estaban relacionados con una tasa más baja de diagnóstico de endometriosis. Se cree que los suplementos no ejercen el mismo efecto que los alimentos porque en la dieta se encuentran varios nutrientes y compuestos bioactivos que interactúan entre sí.
Las vitaminas A, C y E son nutrientes antioxidantes que previenen el desarrollo y progresión de enfermedades crónicas con características inflamatorias.
Si ingieres grasas trans tienes un 48% más de probabilidades de desarrollar la enfermedad que las mujeres que consumen menos. Este tipo de grasa se asocia a moléculas metabólicas que participan en procesos inflamatorios.
Se sabe que el tratamiento de la endometriosis es multidisciplinario. Por tanto, las interferencias en este campo a través de la incorporación de nutricionistas en equipos pueden, en los próximos años, asumir un papel importante en los resultados preventivos y terapéuticos para combatir la enfermedad.
Referencias bibliográficas
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